La temporada se va cerrando...últimas salidas...cenas...y sobre todo, el ya clásico fín de semana montañero. En esta ocasión, nos decidimos por la zona del Javalambre, concretamente por Orihuela del Tremedal...de ahí el título de la crónica.
Como novedad, iniciamos nuestro "mountain wekend" el viernes por la tarde, para disponer de más tiempo. Dicho y hecho, a las 7 de la tarde, ya estábamos con el primer paseo: La Ruta de las Celadas" en Pozondón.
Se trata de un campo de espectaculares dolinas... hasta 4 visitamos, cada una más profunda y más bella. La soledad del páramo turolense, pone en valor estos fenómenos geológicos. Al personal se le despertó la vena y allá estuvieron descubriendo fósiles que motivaban gritos y risas.
Llegados a Orihuela del Tremedal, aterrizamos en el hotel y todavía nos dio tiempo de dar una vuelta hasta la medianoche.Acostumbrados a la contaminación lumínica, nos sorprendimos con el magnífico espectáculo del firmamento estrellado.
El sábado por la mañana, tuvimos la primera marcha propiamente dicha: la subida al santuario de la Virgen del Tremedal.
Un conato de pérdida, nos hizo empezar a andar un poco tarde, pero ya habíamos apalabrado que la ruta tuviera sombra...¡menos mal! porque el día venía calentito.
El santuario tiene unas vistas magníficas y ello hizo que parte del personal decidiera que hasta allí habian llegado.
Hay que hacer constar que, aunque la subida fue dura, todos dieron el do de pecho y llegaron a destino.
Unos cuantos prolongamos la ruta por la llamada senda de los de Griegos.
Un delicioso sendero entre quejigos..¡ totalmente llano ! ( para envidia de los que no vinieron), nos llevó hasta el Mirador, donde pudimos contemplar el primer río de piedra de los varios que veríamos a lo largo del día.
Ni que decir tiene que, fieles a nuestra costumbre,a lo largo del finde, menudearon las consabidas cervecitas reparadoras de la sed y favorecedoras de las conversaciones relajadas...
Las oportunas comidas y siestas, nos reconciliaron con la vida y por la tarde, ya caido el sol, nos acercamos al famoso río de piedra, que con sus casi dos kms de longitud, da idea de la fuerza de la Naturaleza.
Tuvimos que convencer a alguna de que ,aunque se hablaba de río, allí no se podía nadar, aún así lo intentó, cosa que quedó reflejada en prueba gráfica cuya publicación omitimos por prudencia..¡ ay, ay, ay,!.
Teníamos prevista la ruta dominical por el Gr-10, entre Orihuela y Bronchales.
Sin embargo, las previsiones de excesivo calor, me hicieron cambiar el itinerario, cosa que creo, agradeció el personal.
Nos decidimos por un itinerario por los bosques de Bronchales.
Debidamente informados y con el último avance en cartografía digital montañera del que suscribe, hicimos un recorrido entre fuentes...con frescas y deliciosas aguas en todas ellas...Fuentes del Chorrillo,del Pilar, del tío Pelús, del Ojuelo, del Canto...
De nuevo, el encargo de árboles junto al camino, please, funcionó y la ruta fue del gusto del personal.
Una antigua cañada de ganado, bosques densos, la calzada...todo ello, con una extraordinaria señalización, que hizo superflua toda ayuda cartográfica.
Despedida y cierre del finde...pero....hubo quien se resistía a volver a casa sin más y allá que se fueron, a girar visita y tener la última ruta en Albarracín.
A la espectacularidad del casco urbano, Albarracín añadió la llamada "Ruta Fluvial".
Se trata de un paseo bordeando el cañón del Guadalaviar...nuestro Turia, para entendernos, con empinadas escaleras y estrechas pasarelas que ayudan a franquear los pasos más difíciles.
Finaliza la ruta en la parte alta del pueblo y el callejeo de sus típicos rincones, completa una bonita visita.
Ahora sí,pudimos dar por finalizada la salida de final de temporada cuya continuidad, esperamos disfrutar el próximo año.
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